Samhaín: Festividad originaria de Halloween
Samain, Samhaín, Samonios,
Samuín o Samfuín entre otros era la festividad que marcaba el
inicio del invierno y el final del año céltico. Su raíz etimológica proviene
del gaélico y significa “final del verano”. Esta festividad daba comienzo a la
mitad oscura del año que se caracterizaba por la preocupación del aprovisionamiento
de alimentos y el contacto profundo entre el mundo del Más Allá y el mundo de
los vivos.
Pero si algo también tenemos presente es que no tenemos ningún testimonio arqueológico que nos pueda ofrecer alguna pista sobre qué prácticas cultuales se seguían durante su celebración. El calendario de Coligny datado en el siglo II a.n.e. es la única fuente material que nos aporta algunas pistas sobre la duración de la misma. Este fue hallado cerca de la antigua Lugdunum (Lyon), junto a una escultura de bronce que se ha vinculado a una divinidad parecida al Mercurio romano. En dicho calendario se nombra las Trinoux(tion) Samon(i), es decir que esta festividad se desarrollaría durante tres días seguidos.
En relación con ello y con distintos estudios que se han realizado desde la etnohistoria, sabemos que durante este periodo de tiempo, las preocupaciones en torno a la subsistencia alimentaria aumetaban. En la obra de Plinio, Naturalis Historiae (XI. 13-14) se narra que la producción de las abejas disminuía con la desaparición de las Pléyades en la bóveda celeste, un fenómeno astronómico que ocurría por el 31 de noviembre y no volvían a aparecer hasta primeros de mayo. Como vemos, en estrecha relación con las festividades principales celtas (Samhaín y Beltain). Y es también por estas fechas cuando llegaba el momento de sacrificar a los animales más débiles para tener una garantía de que el rebaño pudiera sobrevivir lo más apto posible durante el invierno. En clara resonancia con esta idea, se encuentra la actual festividad de San Andrés (30 de octubre) durante la cual, se practica la matanza del cerdo, animal característico, junto con el jabalí, de Lugh.
Por otro lado, es muy característico el ritual del apagado y encendido del fuego (otro elemento vinculado a Lugh) en relación con ese final y principio de año y que aparece testimoniado en numerosos relatos mitológicos irlandeses. Durante la noche del 31 de octubre, los druidas encendían un fuego comunitario en las altas colinas que era aprovechado para realizar los sacrificios, las profecías en cuanto a lo que deparaba el nuevo año y tras ello, era llevado a los distintos hogares que habían apagado el del año anterior.
Samhaín suponía un verdadero tiempo de transición entre un periodo oscuro y otro luminoso mientras se producía un "tiempo de no-tiempo" de tres días en los que el verano moría y el velo entre el mundo féerico o sidh y el mundo terrenal desaparecía para entrar en convivencia. Durante estos tres días, el mundo feérico donde habitaban todo tipo de seres sobrenaturales podía ser accesible para los vivos y viceversa. Tanto es así que en algunas zonas irlandesas y del norte de la Península Ibérica se guardaba la costumbre de dejar platos puestos en la mesa a la hora de la cena para que los espíritus de los antepasados se reunieran con la familia. Sin embargo, también se temía a las entidades malignas, puesto que para ellas el mundo terrenal también era accesible, y por ello había que dejar platos de comida fuera de la casa o utilizar ciertos amuletos protectores en las puertas de las casas para que estas no entraran.
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