Representación del sacrificio de un toro placa de la base del Caldero
Si la semana pasada os introdujimos en la temática del arte de La Tène esta semana vamos a hablaros de un objeto en concreto que ha dado mucho de qué hablar en la historiografía celta y del que aún quedan muchos puntos por resolver: nos referimos al Caldero de Gundestrup.
Dios Cernunnos portando en la mano el torque de su esposa, divinidad asociado al mundo terrenal por la pose búdica y los animales que le acompañan.
El
hallazgo de este Caldero se produjo el 28 de mayo de 1891 dentro de una pequeña
turbera conocida como Raevemose cerca al pueblo de Gundestrup (Jutlandia,
Dinamarca). Cuando se produjo el hallazgo este se encontraba totalmente
desmontado y se comprobó que la tierra todavía estaba seca cuando fue
enterrado, creándose así el pantano a posteriori. Sophius Müller fue el primero
en realizar estudios sobre él y lo reconstruyó en 1892. Este está formado por cinco
placas rectangulares largas, siete placas cortas y una placa base circular
realizadas con un 97% de plata pura y completo mide 42 cm. de altura por 69 cm.
de diámetro. Pero si todo esto y su decoración a base de personajes animales y otros
motivos vegetales, ya es magnífico, lo mejor es adentrarse en la historia que
nos pretende transmitir después de unos 2100 años aproximadamente. Este hecho
es precisamente el que ha llevado a diversos investigadores de cabeza, realizando
numerosas interpretaciones distintas de su posible significado. Sin embargo, en
esta entrada vamos a profundizar en dos de las que nos parecen más sólidas: la
de Olmsted (1979) y la J.J. Hatt (1989).
Diosa soberana (Rhiannon o Epona Regina) las rosetas nos indican su vinculación al mundo celeste
Olmsted
fue el primero en escribir y publicar un análisis exhaustivo sobre el Caldero
de Gundestrup en 1979. Para ello, se fijó tanto en los aspectos arqueológicos, como
estilísticos, iconográficos y narrativos. Para él, el caldero se originó en la
Galia y habría llegado a Dinamarca como botín de guerra por mercenarios
germanos que estaban a cargo de Julio César tras la guerra de las Galias, tras el
saqueo de los santuarios (César, De B.G., VII, 11). De este modo y tras fijarse
en el tipo de armas que se representaban en su iconografía y comparar los temas
con iconografía monetaria gala de la época, Olmsted lo databa entre el 80 y el
50 a.n.e. Además, concluía que estaba realizado por cuatro manos distintas y ofrecía
el territorio de los Carnutes (la actual Orleans) como posible centro de
producción de distintos calderos, entre los que se encontraría el que hoy, aquí,
os explicamos.
Dios soberano Taranis, acompañado de la diosa y portador de la rueda de fuego con la que juzga a los demás héroes y mortales
Pero
vamos al análisis iconográfico que es lo más interesante de todo ello. Según
Olmsted el caldero tendría relaciones directas con la mitología irlandesa,
concretamente en el Táin Bó Cuáilnge (“El robo del toro de Cuailnge”). Su
teoría se apoya en la presencia de poblaciones galas en torno al 50 a.n.e. en
núcleos como Dorset o Essex, además, autores clásicos como Tácito (Agrícola,
XI) informan que las lenguas habladas en torno al Canal todavía eran
comprensibles para las gentes de ambos lados en el siglo I d.n.e. Para este
investigador, las planchas exteriores nos presentan distintas divinidades: el
personaje representado con la serpiente y el agua sería Marte Vorocius, con
funciones sanadores similares al Apolo romano, el dios astado sería el galo
Segamain, la divinidad que sujeta a los hombres con jabalíes sería Sucellos
(aquel que con su mazo y su caldero juzga a los héroes caídos en batalla) y la
divinidad femenina que se representa en dos ocasiones sería Medb junto a su marido Ailill y su
amante Fergus. Por otro lado, las planchas interiores nos narrarían la historia
descrita en el Táin Bó donde dos divinidades masculinas Fergus (el busto
barbudo y equivalente a Marte Vorocius) y Cu Chúlainn se enfrentan en una
guerra bajo la presencia de una divinidad femenina también guerrera equivalente
a Medb o Morrigan. Los animales que aparecen representados serían figuraciones
de las mismas divinidades, concluyendo que los toros están vinculados a las
divinidades masculinas y la representación de su muerte y los elefantes,
grullas y grifos están vinculados a la divinidad femenina.
Escena de guerreros celtas caídos en batalla que tras ser bañados en el caldero de Lug vuelven a renacer en el Más Allá
Sin
embargo, J.J. Hatt discutirá toda esta interpretación en su obra “Myths and
Gods of Gaul” en 1989 ya que para él, la mitología irlandesa no tendría ninguna
influencia en el mito que aquí se nos narra y es en otros equivalente iconográficos
de la Galia a los que tenemos que hacer referencia para su explicación como,
por ejemplo, el Pilar de los Nautas (otro elemento iconográfico de gran
potencia dentro de la religiosidad celta que nos dejamos para una próxima
entrada). Además, añade que todo ello lo tenemos que poner en relación con las
divinidades que se nombran tanto en la Farsalia de Lucano (I, 445) como en su
traducción medieval en las Glosas de Berna (siglo X).
Rhiannon representada con su carácter ambivalente al ser esposa de Taranis (dios celestial) y de Esus (dios terrenal)
Para
Hatt el caldero nos narra un relato mitológico de carácter circular que estaría
vinculado a las estaciones y que sería similar al de Proserpina y Ceres dentro
de la mitología romana. Durante este
ciclo, la diosa Rigani (Rhiannon o Epona Regina), reina del cielo y esposa de
Taranis (divinidad masculina celestial y soberana) desciende a la tierra para
encontrar a su futuro esposo Esus (divinidad masculina soberana pero en la
tierra), entonces en forma de Cernunnos. Por ello, Taranis la convierte en una
grulla, pero recupera su forma humana gracias a la sangre de toros (posible
sacrificio celta que se realizaba cada 1 de mayo). Tras este episodio acaba
casándose con Esus en la tierra, pero cuando el invierno se aproxima (1 de
noviembre, Samain) la diosa debe regresar con Taranis, mientras Esus se
convierte en Cernunnos nuevamente.
Rhiannon representada en su carácter triple y su asociación a la grullas
Las últimas investigaciones ya no se centran tanto en las posibles interpretaciones
sobre lo que nos puede decir el Caldero de Gundestrup, si no en su posible
origen (actualmente parece que el consenso está en hacerlo originario en
Tracia) y en las distintas técnicas artísticas que han sido empleadas a la hora
de construirlo. Pero lo cierto es que deberíamos seguir profundizando en toda
esa iconografía ya que poco a poco y gracias a objetos como este es como se ha
podido ir vislumbrando la mentalidad y religiosidad celta, una mentalidad de la
que aún nos queda mucho por averiguar. Y vosotros, ¿con qué interpretación os
quedáis?
PD: Si os pasáis por la pestaña de colaboraciones, encontraréis una que hicimos con el grupo de recreación histórica de religiosidad romana Mos Religiosvs donde hablamos sobre el caldero, el Pilar de los Nautas y la Farsalia de Lucano, entre otros aspectos, de manera mucho más extendida.
BIBLIOGRAFÍA:
- OLMSTED G.S. (1976). "The Gundestrup version of Tain Bo Cuailnge", Antiquity L, n° 198.
- OLMSTED G.S. (1979). "The Gundestrup Cauldron", Latomus vol. 162, Bruselas.
- HATT J.J. (1989). "Le chaudron de Gundestrup et la mythologie gauloise", Mythes et dieux de la Gaule, Paris: Ed. Picard.
Estupendo artículo, sobre todo por las imágenes del caldero. Olmsted hizo aún algo más prodigioso: encontrar un auténtico "relato precedente" de Táin dentro de la redacción primera (TBC I) del Táin. Los "preliminares del Táin" de la versión II (s. XII-XIV y XVI) no son auténticos precedentes, sino que puede demostrarse que fueron creados a posteriori, para suministrar a TBC un casus belli (entre otras cosas). Pero en TBC I hay un pasaje en lenguaje poético arcáico, que está insertado ya muy entrado el relato, Olmsted lo pone en relación con otros "preliminares" que no fueron incluidos en ninguna versión: Conaille Medba Míchuru y Verba Scathaige. Así, "reconstruye" un relato de muchísima mayor antiguedad que el TBC II, que data en el s. VII. (Olmsted, 1992, Emania nº10, p. 8 y ss.).
ResponderEliminarWow!!! Me parece súper interesante! La verdad es que ahora mismo como ando metida sobre todo en la parte epigráfica de las sociedades y la historia celta, no he podido ver con detenimiento los libros de mitología, es algo que tengo muy muy pendiente de hacer y que no dejaré pasar mucho tiempo. Muchísimas gracias por el dato y nos alegra que te haya gustado este artículo.
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